“Ponerse la Camiseta de México”: La Identidad Nacional que Nace en la Escuela

“Ponerse la Camiseta de México” La Identidad Nacional que Nace en la Escuela

En el ámbito escolar, laboral o incluso deportivo, es común escuchar la frase “ponte la camiseta”. Para muchos alumnos, significa usar el uniforme de la escuela; para los adultos, puede ser comprometerse con una empresa. Pero cuando dejamos la escuela o renunciamos a un trabajo, esa camiseta cambia.
¿Y la camiseta de México?
¿Quién nos enseña que esa nunca se quita?

La identidad nacional no es un concepto abstracto: es una emoción compartida, un sentido de pertenencia que nos recuerda que cada persona que encontramos en la familia, en la calle o en el aula lleva puesta la misma camiseta que nosotros. Pero, ¿dónde aprendemos esto? ¿En qué materia nos enseñan a sentirnos parte de un país? ¿En qué momento comprendemos que ser mexicano es una responsabilidad y también un privilegio?

El aula: el primer lugar donde descubrimos quiénes somos

La psicología educativa señala que la identidad —la forma en que me veo, me nombro y me reconozco— se construye desde la infancia a través de experiencias significativas. Autores como Erik Erikson hablan de la importancia de generar identidad colectiva, es decir, comprender que pertenecemos a grupos más grandes: una familia, una comunidad, un país.
Y es precisamente la escuela uno de los espacios más poderosos para sembrar esta identidad.

Yo recuerdo a una maestra de historia que entendía este poder. Era una narradora excepcional: convertía los sucesos del pasado en pequeñas telenovelas llenas de emoción, decisiones difíciles, héroes imperfectos y momentos que definieron nuestro rumbo como nación. Todos en el salón esperábamos su clase; todos queríamos escucharla.

Un día, como solía hacerlo, nos lanzó una pregunta que buscaba despertar nuestro pensamiento analítico:

“¿Qué esperan de su país, México?”

Y las respuestas surgieron como lluvia:
—Que se acabe la corrupción.
—Que los presidentes piensen en la gente.
—Que mejore la economía.
—Que la policía haga bien su trabajo.
—Que haya oportunidades para todos…

Ella escuchaba con atención, como si memorizara cada palabra. Cuando el salón quedó en silencio, hizo otra pregunta:

“¿Quién es México?”

La clase se quedó completamente en silencio.
Hasta que, casi al unísono, dijimos:
—Todos nosotros.

La maestra nos pidió silencio con una mirada suave pero firme, y dijo:

“Casi dan la respuesta correcta… ¿quién me la puede dar?”

Nadie comprendía del todo. Hasta que un compañero, con voz tímida, murmuró:
—Yo.

La maestra sonrió y afirmó:

“Así es. Yo soy México. Cada uno de ustedes.
No dije ‘todos’ porque cuando algo es de todos, a veces se convierte en de nadie.
Cuando yo lo asumo como mío, entonces cobra sentido.”

Identidad es asumir responsabilidad

Ese día entendimos que, si yo soy México, entonces la pregunta no es “¿qué espero de mi país?” sino “¿qué espero de mí, que soy parte de México?”.

Tal vez desde nuestro lugar como estudiantes no podemos resolver todos los problemas del país.
Pero sí podemos empezar por algo:

  • vivir los valores dentro y fuera de la escuela,
  • respetar a los demás,
  • cumplir con nuestros deberes,
  • cuidar nuestro entorno,
  • reconocer que nuestras acciones —pequeñas o grandes— construyen el país todos los días.

Cuando un alumno asume su identidad como mexicano, deja de verse como espectador y comienza a verse como protagonista.

La identidad nacional: parte del problema, parte de la solución

La identidad nacional no es solo saber fechas, héroes y batallas; es sentir que formamos parte de algo más grande.
Es reconocer que si soy parte del país, entonces también soy parte:

de sus problemas y de sus soluciones.

Sentirnos mexicanos implica entender que México no es un lugar ajeno, sino el reflejo de lo que hacemos cada día.
Implica reconocer la grandeza de nuestra cultura, la riqueza de nuestra historia, pero también aceptar que el país que soñamos comienza por lo que cada uno de nosotros decide hacer hoy.

Por eso, ponerse la camiseta de México no es un acto simbólico: es un compromiso personal.

Ser mexicano es un orgullo que se vive, se cuida y se construye

Ojalá que en nuestras escuelas sigamos formando estudiantes que no solo conozcan la historia, sino que también se sientan parte de ella. Que comprendan que la identidad nacional es una llama que se enciende con cada acto de responsabilidad, con cada gesto de respeto, con cada momento en que elegimos construir en vez de destruir.

Porque solo cuando un niño, una niña, un joven mira hacia adentro y dice:

“Yo soy México”,

es entonces cuando empieza a sentirse parte de la grandeza de este país…
y a sentirse bendecido por ser parte de él.

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